1 de diciembre de 2005

De como cambiar el mundo y otras brujerías

La frase aquella de que es imposible cambiar algo haciendo lo mismo , es lapidaria con respecto a la oferta electoral actual.

La dinamica aquella de los partidos tradicionales de ofrecer comida a cambio de votos llegó a su limite más dramatico.

Ortega y Gasset decía que un buen politico es aquel que logra realizar sus proyectos particulares convenciendo a un grupo de ciudadanos de apoyarlo. La manera de lograr el apoyo es identificar los intereses de estos grupos e integrarlos a los intereses propios. Nadie llega a un puesto de decisión sino ha sabido convencer a quienes tienen el poder de elegirlo de que su escogencia es beneficiosa para ellos. En la buena teoria por intereses debería entenderse los más elevados deseos de progreso comunal, pero sorpresa de sorpresas, la cosa no es así.

Para mantenerse en los puestos de decision, los politicos tradicionales (pertenezcan al partido que pertenezcan) han renventado cuanta piñata han encontrado. Si pensamos en que nuestros expresidentes deben haber estado muy entretenidos maquinando como desplumar el chompipe que les tocaba, no es de extrañar la calidad de gobierno que tenemos en la actualidad.

La decencia y la honestidad deben ser las ultimas cualidades que se busca tener en los colaboradores más cercanos porque para desplumar todos han de querer ser tomados en cuenta como criadores de chompipes. Digamos que estos son los circulos más intimos.

Pero además una persona que solo llega al gobiernos a pensar en el desplume, no le ha de quedar mucho tiempo ni ganas para pensar como resolver los problemas del país. Simplemente por definición son incompatibles un deseo con el otro.

Asi las cosas, los requisitos para llegar a los puestos de elección se basa en la lealtad a los principios que sustentan los ideales de la persona que gobierna. Aqui es donde aparece el cucarachero (remember Araya Monge).

El cucarachero es en definitiva quien ha gobernado este pais en las ultimas administraciones, así que si estamos percibiendo que la cosa va para atras es porque tenemos gobernando este país a las personas menos capaces que se han podido elegir.

Es algo así como si el Padre Minor fuese electo Arzobispo. Dadas las cualidades demostradas ya podemos imaginarnos lo que podría llegar a ser la Iglesia Católica (S.A.?) (lo primero sería por supuesto un lugar tremendamente popular y lo segundo un seguro nombramiento de Omar Chaves como Obispo Auxiliar).

Aunque no dudo que algunos de quienes resultaron electos sean personas honestas y bien intencionadas, estas mismas personas pueden dar testimonios de como se ha comportado el gobierno en los ultimos años.

Entonces como sacamos el cucarachero de los partidos?....el baygon es el voto...pero para atacar los criaderos hay que trascender los partidos.

4 Comments:

At 9:42 a. m., Blogger Solentiname said...

Pssst. Te mandé un mail.

 
At 10:40 a. m., Blogger Dean CóRnito said...

Lamentablemente, no creo que el voto sea el Baygón; al final de cuentas uno vota por un candidato que representa a un partido, y por más que uno crea que ese candidato representa los más altos ideales, las realidades políticas lo llevan a recurrir al cucarachero para gobernar. ¿No te parece?

Una posible solución, si bien parcial: el voto directo por diputados, no a través de una lista cerrada. Ahí si que, al menos para la Asamblea Legislativa, el voto se convertiría en Baygon.

 
At 10:47 a. m., Blogger Bandidocr said...

Dean:
Estoy de acuerdo en que el sistema actual limita tremendamente la decision de los ciudadanos, pero no comparto que dejar de votar sea la solución. Te apoyo en que debe hacerse la reforma para que el voto sea más directo y sobre todo darle poder a los gobiernos locales que en la actualidad son simples reductos de los que estan haciendo fila para ser diputados.

 
At 12:45 p. m., Blogger Dean CóRnito said...

OK, sólo que NO dije que NO votar sea la solución. Sigo en esa búsqueda incesante de alguien digno de mi voto, pero independientemente del resultado (de la búsqueda), de que voto, voto. Efectivamente el voto es el arma principal que tenemos los ciudadanos; a diferencia de las armas convencionales, no usar esta acarrea una responsabilidad mayor que usarla.

 

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